Si ustedes lo permiten,
prefiero seguir viviendo.
Después de todo y de pensarlo bien, no tengo
motivos para quejarme o protestar:
siempre he vivido en la gloria: nada 5
importante me ha faltado.
Es cierto que nunca quise imposibles; enamorado
de las cosas de este mundo con inconsciencia y dolor
y miedo y apremio.
Muy de cerca he conocido la imperdonable alegría; tuve 10
sueños espantosos y buenos amores, ligeros y culpables.
Me avergüenza verme cubierto de pretensiones; una gallina torpe,
melancólica, débil, poco interesante,
un abanico de plumas que el viento desprecia,
caminito que el tiempo ha borrado. 15
Los impulsos mordieron mi juventud y ahora, sin
darme cuenta, voy iniciando
una madurez equilibrada, capaz de enloquecer a
cualquiera o aburrir de golpe.
Mis errores han sido olvidados definitivamente; mi 20
memoria ha muerto y se queja
con otros dioses varados en el sueño y los malos sentimientos.
El perecedero, el sucio, el futuro, supo acobardarme,
pero lo he derrotado
para siempre; sé que futuro y memoria se vengarán algún día. 25
Pasaré desapercibido, con falsa humildad, como la
Cenicienta, aunque algunos
me recuerden con cariño o descubran mi zapatito
y también vayan muriendo.
No descarto la posibilidad 30
de la fama y del dinero; las bajas pasiones y la inclemencia.
La crueldad no me asusta y siempre viví deslumbrado
por el puro alcohol, el libro bien escrito, la carne perfecta.
Suelo confiar en mis fuerzas y en mi salud
y en mi destino y en la buena suerte: 35
sé que llegaré a ver la revolución, el salto temido
y acariciado, golpeando a la puerta de nuestra desidia.
Estoy seguro de llegar a vivir en el corazón de una palabra;
compartir este calor, esta fatalidad que quieta no
sirve y se corrompe. 40
Puedo hablar y escuchar la luz
y el color de la piel amada y enemiga y cercana.
Tocar el sueño y la impureza,
nacer con cada temblor gastado en la huida
Tropiezos heridos de muerte; 45
esperanza y dolor y cansancio y ganas.
Estar hablando, sostener
esta victoria, este puño; saludar, despedirme
Sin jactancias puedo decir
que la vida es lo mejor que conozco. 50
Este poema aparece publicado en el poemario Del otro lado, que se publica en 1967. En esa fecha, Urondo tiene 37 años, y el poema representa precisamente la reflexión de un hombre que ha dejado atrás la juventud y ya ha entrado en la madurez: Los impulsos mordieron mi juventud y ahora, sin / darme cuenta, voy iniciando / una madurez equilibrada (vv. 16-18). Aparece como una confesión y un inventario de soledades y fracasos, en el que hace un repaso optimista de lo que ha sido su vida hasta el momento.
Predomina la primera persona; respecto a los tiempos verbales, estos alternan entre el presente (prefiero, v. 2), el pretérito perfecto simple (mordieron, v. 16) y el pretérito perfecto compuesto (he vivido, v. 5), además de otros menos frecuentes. No se somete a las reglas métricas de ninguna estrofa tradicional, pero se puede observar una tendencia a agrupar los versos en pequeñas estrofas de dos. Los versos están medidos, y abundan los octosílabos (prefiero seguir viviendo, v. 2) eneasílabos (Puedo hablar y escuchar la luz, v. 41), decasílabos (caminito que el tiempo ha borrado, v. 10) y endecasílabos (No descarto la posibilidad, v. 30).
El balance es muy optimista: Después de todo y de pensarlo bien, no tengo / motivos para quejarme o protestar: / siempre he vivido en la gloria: nada / importante me ha faltado (vv. 3-6), a pesar de que no todo ha sido un camino fácil y ha habido lugar para el fracaso: Tropiezos heridos de muerte; / esperanza y dolor y cansancio y ganas (vv. 45-46). El poeta hace confesiones personales y enumera los elementos que han sostenido su existencia (veremos cómo más adelante estos principios cambian): …siempre viví deslumbrado / por el puro alcohol, el libro bien escrito, la carne perfecta (vv. 32-3). El amor y la felicidad que este conlleva es uno de estos pilares fundamentales: Muy de cerca he conocido la imperdonable alegría; tuve / sueños espantosos y buenos amores, ligeros y culpables. (vv. 10-11). También hay una pequeña declaración de principios y una reflexión sobre la escritura y el papel nuclear que esta desempeña en su construcción personal: Estoy seguro de llegar a vivir en el corazón de una palabra; / compartir este calor, esta fatalidad que quieta no / sirve y se corrompe (vv. 38-40). La escritura se convierte así en un elemento agridulce y necesario, que es calor y fatalidad al mismo tiempo (igual es la visión sobre el amor), un movimiento constante que es a la vez el motor de otras cosas. Y también está presente en estos versos la necesidad de compartir esta escritura, darla a conocer.
La esperanza en la mirada hacia el futuro domina todo el texto: Suelo confiar en mis fuerzas y en mi salud / y en mi destino y en la buena suerte: / sé que llegaré a ver la revolución, el salto temido / y acariciado, golpeando a la puerta de nuestra desidia (vv. 34-37), o también: Estar hablando, sostener / esta victoria, este puño; saludar, despedirme (vv. 47-8). Todos los elementos están constituidos por un binomio que aporta placer y dolor al mismo tiempo, pero eso es lo que constituye, según la visión de Urondo, la esencia de la propia vida: Sin jactancias puedo decir / que la vida es lo mejor que conozco (vv. 49-50).
*****
"No puedo quejarme" (De Poemas póstumos, 1972)
Estoy con pocos amigos y los que hay
suelen estar lejos y me ha quedado
un regusto que tengo al alcance de la mano
como un arma de fuego. La usaré para nobles
empresas: derrotar al enemigo– salud 5
y suerte–, hablar humildementede estas posibilidades amenazantes.
Espero que el rencor no intercepte
el perdón, el aire
lejano de los afectos que preciso: que el rigor 10
no se convierta en el vidrio de los muertos; tengo
curiosidad por saber qué cosas dirán de mí; después
de mi muerte; cuáles serán tus versiones del amor, de estas
afinidades tan desencontradas,
porque mis amigos suelen ser como las señales 15
de mi vida, una suerte trágica, dándome
todo lo que no está. Prematuramente, con un pie
en cada labio de esta grieta que se abre
a los pies de mi gloria: saludo a todos, me tapo
la nariz y me dejo tragar por el abismo. 20
Este texto pertenece a Poemas póstumos (1972). El título ya aporta información que, correctamente desentrañada, puede resultar interesante para aclarar el significado y dar pistas sobre la posición desde la que escribe el autor. Hacia el año 1970 es cuando comienza la militancia política activa, lo que supone un cambio importante en su vida. La referencia a los poemas póstumos, cuando no se trata de un texto aparecido tras la muerte del poeta, sino de un poemario titulado de este modo por él mismo, puede ser interpretada como un cambio fundamental en la cosmovisión de Urondo, de ahí que se pueda hablar de una muerte metafórica de su yo anterior, personal y, como consecuencia, también poético.
En efecto, los poemas de este libro reflejan el cambio, y este que nos ocupa tiene en concreto bastantes elementos de despedida, como reflejan los últimos versos: Prematuramente, con un pie / en cada labio de esta grieta que se abre / a los pies de mi gloria: saludo a todos, me tapo / la nariz y me dejo tragar por el abismo (vv. 17-20). Urondo dice adiós, sabedor de que comienza una nueva etapa en su vida.
Formalmente, se trata de un poema breve, de veinte versos. Destaca el presente y la primera persona del singular. Está compuesto por dos estrofas que no siguen ninguna estructura tradicional y no hay predominio de versos medidos.
De igual modo que en el poema analizado anteriormente (“La pura verdad”) hay también bastante de balance y reflexión sobre su vida hasta el momento. Destaca el tema de la amistad por encima del resto; Urondo, en contra del modelo de escritor poco sociable y aislado, siempre había valorado enormemente la amistad, como prueban las constantes tertulias que organizaba en su casa: porque mis amigos suelen ser como las señales / de mi vida, una suerte trágica, dándome / todo lo que no está (vv. 15-17). El alejamiento y la pérdida de estos es un motivo de tristeza para el yo poético, aferrado a ellos y su recuerdo: Estoy con pocos amigos y los que hay / suelen estar lejos y me ha quedado / un regusto que tengo al alcance de la mano / como un arma de fuego… (vv. 1-4).
Del mismo modo, hay un pequeño lugar para el amor: Tengo / curiosidad por saber qué cosas dirán de mí; después / de mi muerte; cuáles serán tus versiones del amor, de estas / afinidades tan desencontradas (vv. 11-14). De nuevo el amor tiene la doble cara de placer y dolor, con esas afinidades tan desencontradas. En el verso 13, aparece el único pronombre de segunda persona, cuando todo el poema está dominado por el yo: cuáles serán tus versiones del amor, lo que incide en el recuerdo que su persona habrá dejado (en el amor en este caso, pero también en la amistad, y en un modo más general en sus relaciones con los demás) tras el desencuentro o la separación.
La lucha política ya se apodera de toda su poesía: La usaré para nobles / empresas: derrotar al enemigo– salud / y suerte–… (vv. 4-6). Esta es el cambio fundamental en su vida (si bien no era un tema absolutamente ausente en su producción anterior), que supone también una evolución en su poesía.
*****
"La verdad es la única realidad" (De Cuentos de batalla, 1976).
Del otro lado de la reja está la realidad, de
este lado de la reja también está
la realidad; la única irreal
es la reja; la libertad es real aunque no se sabe bien
si pertenece al mundo de los vivos, al 5
mundo de los muertos, al mundo de las
fantasías o al mundo de la vigilia, al de la explotación o
de la producción.
Los sueños, sueños son; los recuerdos, aquel
cuerpo, ese vaso de vino, el amor y 10
las flaquezas del amor, por supuesto, forman
parte de la realidad; un disparo en
la noche, en la frente de estos hermanos, de estos hijos, aquellos
gritos irreales de dolor real de los torturados en
el angelus eterno y siniestro en una brigada de policía 15
cualquiera
son parte de la memoria, no suponen necesariamente
el presente, pero pertenecen a la realidad. La única aparente
es la reja cuadriculando el cielo, el canto
perdido de un preso, ladrón o combatiente, la voz 20
fusilada, resucitada al tercer día en un vuelo inmenso
cubriendo la Patagonia
porque las masacres, las redenciones, pertenecen a la realidad, como
la esperanza rescatada de la pólvora, de la inocencia
estival: son la realidad, como el coraje y la convalecencia 25
del miedo, ese aire que se resiste a volver después del peligro
como los designios de todo un pueblo que marcha
hacia la victoria
o hacia la muerte, que tropieza, que aprende a defenderse,
a rescatar lo suyo, su 30
realidad.
Aunque parezca a veces una mentira, la única
mentira no es siquiera la traición, es
simplemente una reja que no pertenece a la realidad
Este poema, uno de los más citados de Francisco Urondo, está escrito durante su estancia en la cárcel de Villa Devoto en el año 1973. Formaba parte de un libro que estaba escribiendo durante su reclusión, Cuentos de batalla, después desaparecido, del que se salvó este texto.
El poema hace uso del verso libre y no sigue ninguna estructura métrica. El tiempo es el presente (es), si bien abunda la enumeración de elementos sin nexo verbal. Destaca la ausencia de isometría, pues los versos van desde las tres sílabas (cualquiera, v. 16), hasta las veintidós (porque las masacres, las redenciones, pertenecen a la realidad, como, v. 23).
El yo poético trata el tema de su cautiverio y se cuestiona la realidad de su mundo. En efecto, la palabra realidad es constante a lo largo de todo el texto (además del título, vv. 1, 3, 12, 18, 23, 25, 31, 34), amén de otras que pertenecen al mismo campo semántico: irreal (v. 3), real (v. 14), irreales (v. 14), sueños (v. 9), mentira (vv. 32, 33). Todo forma parte de su vida, y para demostrarlo establece una contraposición entre los recuerdos hermosos, como la memoria del amor (…los recuerdos, aquel / cuerpo, ese vaso de vino, el amor y / las flaquezas del amor, por supuesto, forman / parte de la realidad…, vv. 9-12), y aquellos más dolorosos, como la lucha, persecución y muerte (…un disparo en / la noche, en la frente de estos hermanos, de estos hijos, aquellos / gritos irreales de dolor real de los torturados en / el angelus eterno y siniestro en una brigada de policía / cualquiera / son parte de la memoria, no suponen necesariamente / el presente, pero pertenecen a la realidad…, vv. 12-18). Todo lo acepta, sus aciertos y errores, menos la falta de libertad, los barrotes que se interpone entre él y el mundo: Aunque parezca a veces una mentira, la única / mentira no es siquiera la traición, es / simplemente una reja que no pertenece a la realidad (vv. 32-34); esa separación de la realidad es algo que directamente no puede entrar a formar parte de su mundo (también la palabra reja se repite como un leit-motiv constante a lo largo de todo el texto: vv. 1, 2, 19, 34).
Urondo hace un guiño a Calderón de la Barca y La vida es sueño (Los sueños, sueños son, v. 9), lo que puede funcionar como una pista de lectura. La identificación entre el yo poético y el Segismundo calderoniano es evidente: ambos prisioneros tras una reja que los separa del mundo, se cuestionan la realidad, sin comprender exactamente las razones que los han llevado allí (si bien Urondo las sabe, se niega a aceptarlas).
Del tú femenino que dominaba (aunque no fuera el único) su poesía anterior, ahora (pero ya era así en los Poemas póstumos) el sujeto se traslada al yo. Aparecen referencias a hechos políticos concretos y una denuncia a los brutales asesinatos por parte de la policía: …aquellos / gritos irreales de dolor real de los torturados en / el angelus eterno y siniestro en una brigada de policía / cualquiera… (vv. 13-16); el canto / perdido de un preso, ladrón o combatiente, la voz / fusilada (vv. 19-21); todo un pueblo que marcha / hacia la victoria / o hacia la muerte, que tropieza, que aprende a defenderse, / a rescatar lo suyo, su / realidad (vv. 27-31). Esto lo inscribe en una literatura plenamente ideologizada, como muestra de su compromiso político y del giro que toma su poesía a partir de los años setenta, a la par que en su vida personal intensifica su militancia política.

Que significado se le puede dar a esta frase "la unica irreal es la reja"
ResponderEliminarA la verdadera libertad no la limitan las rejas
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