domingo, 31 de mayo de 2009

8. Fuentes y páginas amigas

Hermano, Paco Urondo:
http://www.hermanourondo.com.ar/


Paco Urondo:
http://galeon.com/elortiba/urondo.html


literatura.org:
http://www.literatura.org/Urondo/Urondo.html


Wikipedia:
http://es.wikipedia.org/wiki/Paco_Urondo


Documental Paco Urondo: La palabra justa:
http://en.sevenload.com/videos/KYBLu53-Paco-Urondo-La-palabra-justa


Noticia Diario Clarín:
http://www.clarin.com/diario/2006/06/24/sociedad/s-04901.htm


Fuente de las fotografías:

1:
http://www.dialogica.com.ar/uai/dpa/peli_paco_gra_01.jpg


2:
http://www.revistasudestada.com.ar/web06/IMG/paco_urondo_3.jpg


3:
https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgqeV6Q3C06R36ZLGJLNA_IcsDGe6NOf7-PnxDSoMz9Tg5FEY65McyFpPkRUgajTFvvn49itIPZsKMCWh9k3MvCiuerh-l-Q10oa64ZL9n0uc9i7MZ3F_epo_kS6RhAsAp9saGK_cxYtaQS/s400/paco+urondo.jpg

4: https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgfE3AgFkz7mR9SrK0kOB9qh4Bk5FXOM3wGPnx1oB349vHH_k1KJcP70wpPr_F2Gr2O2FcLQeqKNUL9RtVqUdzDYHsD_thvMcCshEl034a9ll-_4QaQtNPhyljRFxVift3hO794grvuSZyV/s400/paco_urondo.jpg

5:
http://www.cinenacional.com/images/galeria/fotos/p/paco02.jpg


6:
http://www.clarin.com/diario/2005/11/10/thumb/e006dh02.jpg


7:
https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgSef0A3KpHhxvIqIcx1JUcOFnxu8-vdx3uNk-p50cvXmdffKZ5KObQcL9DatsHy7HcLvFBAo2KSZBM57gtMXvFWC2V-AosdvpeuE9TUn68zbIUP1rfrY8czEILFlaE0MS4PyTifclY8xXO/s400/urondo03.jpg


8:
http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/d/d7/FranciscoUrondo.JPG/200px-FranciscoUrondo.JPG


9:
https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh0YfhuvQ7chyphenhyphenW4yyqtswI59ea1vSaiaJvVYKoQcRO0xFgqn0BZdDIczv4-a3-EmWNY7W7zYBzGh6yUEiM-Xmf7XZb_ubL8mvvym1bDSSi60o8gSbzfSbCL9lP7_etw1krW0KyuAInzoYr2/s400/presentacion-de-libro-paco-urondo.jpg


10:
http://www.marcelobrignoni.com.ar/data/img_cont/homenajes/img_gr/3.jpg


11:
http://galeon.com/elortiba/ayer/urondo_mza.jpg


12:
http://www.pagina12.com.ar/fotos/20070508/rep/NA32DI01.GIF


13:
http://galeon.com/elortiba/ayer/pf184220573.jpg


14:
http://spc.fotolog.com/photo/60/43/20/nazza_stncl/1232995566650_f.jpg


15:
https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjgd7S0LnUr4T9mB1NSiHylSv8_DLx3CbBoAxV-99zkB0ci_Fi-Pbxz_5pQ-0ErTnKJ6-W2pI2J5UitSCGO5Uj7SmZY7A7aBLt5GJ4c8XG72a3ozGUNX4mjm1f0Y0AXsPR7uu90fcMIPu2Q/s400/La+patria+fusilada.jpg

7. Más información sobre Urondo

Vicente ZITO LEMA:
"Francisco Urondo, la poesía puede más que la muerte"
http://galeon.com/elortiba/pdf/zitolema_urondo.pdf

Leonardo GRANDE:
"Paco Urondo: biografía de un poeta revolucionario"
http://galeon.com/elortiba/pdf/montanaro_urondo.pdf

Mariana BONANO:
"Proceso latinoamericano revolucionario y respuestas del intelectual: la producción de Francisco Urondo en la década del setenta"
http://galeon.com/elortiba/pdf/Mariana_Bonano.pdf

Mariana BONANO:
"Intelectual, escritura y resistencia. La construcción de la 'otra historia' en dos testimonios letrados: La patria fusilada, de Francisco Urondo, y La pasión según Trelew, de Tomás Eloy Martínez"
http://galeon.com/elortiba/pdf/Margarita_Bonano.pdf

PACO URONDO: LA PALABRA JUSTA
Largometraje documental dirigido por Daniel Desaloms. Argentina 2005
http://en.sevenload.com/videos/KYBLu53-Paco-Urondo-La-palabra-justa

6. Análisis de algunos poemas

"La pura verdad" (De El otro lado, 1967)

Si ustedes lo permiten,
prefiero seguir viviendo.

Después de todo y de pensarlo bien, no tengo
motivos para quejarme o protestar:

siempre he vivido en la gloria: nada 5
importante me ha faltado.

Es cierto que nunca quise imposibles; enamorado
de las cosas de este mundo con inconsciencia y dolor
y miedo y apremio.

Muy de cerca he conocido la imperdonable alegría; tuve 10
sueños espantosos y buenos amores, ligeros y culpables.

Me avergüenza verme cubierto de pretensiones; una gallina torpe,
melancólica, débil, poco interesante,

un abanico de plumas que el viento desprecia,
caminito que el tiempo ha borrado. 15

Los impulsos mordieron mi juventud y ahora, sin
darme cuenta, voy iniciando
una madurez equilibrada, capaz de enloquecer a
cualquiera o aburrir de golpe.

Mis errores han sido olvidados definitivamente; mi 20
memoria ha muerto y se queja
con otros dioses varados en el sueño y los malos sentimientos.

El perecedero, el sucio, el futuro, supo acobardarme,
pero lo he derrotado
para siempre; sé que futuro y memoria se vengarán algún día. 25
Pasaré desapercibido, con falsa humildad, como la
Cenicienta, aunque algunos

me recuerden con cariño o descubran mi zapatito
y también vayan muriendo.

No descarto la posibilidad 30
de la fama y del dinero; las bajas pasiones y la inclemencia.

La crueldad no me asusta y siempre viví deslumbrado
por el puro alcohol, el libro bien escrito, la carne perfecta.

Suelo confiar en mis fuerzas y en mi salud
y en mi destino y en la buena suerte: 35

sé que llegaré a ver la revolución, el salto temido
y acariciado, golpeando a la puerta de nuestra desidia.

Estoy seguro de llegar a vivir en el corazón de una palabra;
compartir este calor, esta fatalidad que quieta no
sirve y se corrompe. 40

Puedo hablar y escuchar la luz
y el color de la piel amada y enemiga y cercana.

Tocar el sueño y la impureza,
nacer con cada temblor gastado en la huida

Tropiezos heridos de muerte; 45
esperanza y dolor y cansancio y ganas.

Estar hablando, sostener
esta victoria, este puño; saludar, despedirme

Sin jactancias puedo decir
que la vida es lo mejor que conozco. 50



Este poema aparece publicado en el poemario Del otro lado, que se publica en 1967. En esa fecha, Urondo tiene 37 años, y el poema representa precisamente la reflexión de un hombre que ha dejado atrás la juventud y ya ha entrado en la madurez: Los impulsos mordieron mi juventud y ahora, sin / darme cuenta, voy iniciando / una madurez equilibrada (vv. 16-18). Aparece como una confesión y un inventario de soledades y fracasos, en el que hace un repaso optimista de lo que ha sido su vida hasta el momento.
Predomina la primera persona; respecto a los tiempos verbales, estos alternan entre el presente (prefiero, v. 2), el pretérito perfecto simple (mordieron, v. 16) y el pretérito perfecto compuesto (he vivido, v. 5), además de otros menos frecuentes. No se somete a las reglas métricas de ninguna estrofa tradicional, pero se puede observar una tendencia a agrupar los versos en pequeñas estrofas de dos. Los versos están medidos, y abundan los octosílabos (prefiero seguir viviendo, v. 2) eneasílabos (Puedo hablar y escuchar la luz, v. 41), decasílabos (caminito que el tiempo ha borrado, v. 10) y endecasílabos (No descarto la posibilidad, v. 30).
El balance es muy optimista: Después de todo y de pensarlo bien, no tengo / motivos para quejarme o protestar: / siempre he vivido en la gloria: nada / importante me ha faltado (vv. 3-6), a pesar de que no todo ha sido un camino fácil y ha habido lugar para el fracaso: Tropiezos heridos de muerte; / esperanza y dolor y cansancio y ganas (vv. 45-46). El poeta hace confesiones personales y enumera los elementos que han sostenido su existencia (veremos cómo más adelante estos principios cambian): …siempre viví deslumbrado / por el puro alcohol, el libro bien escrito, la carne perfecta (vv. 32-3). El amor y la felicidad que este conlleva es uno de estos pilares fundamentales: Muy de cerca he conocido la imperdonable alegría; tuve / sueños espantosos y buenos amores, ligeros y culpables. (vv. 10-11). También hay una pequeña declaración de principios y una reflexión sobre la escritura y el papel nuclear que esta desempeña en su construcción personal: Estoy seguro de llegar a vivir en el corazón de una palabra; / compartir este calor, esta fatalidad que quieta no / sirve y se corrompe (vv. 38-40). La escritura se convierte así en un elemento agridulce y necesario, que es calor y fatalidad al mismo tiempo (igual es la visión sobre el amor), un movimiento constante que es a la vez el motor de otras cosas. Y también está presente en estos versos la necesidad de compartir esta escritura, darla a conocer.
La esperanza en la mirada hacia el futuro domina todo el texto: Suelo confiar en mis fuerzas y en mi salud / y en mi destino y en la buena suerte: / sé que llegaré a ver la revolución, el salto temido / y acariciado, golpeando a la puerta de nuestra desidia (vv. 34-37), o también: Estar hablando, sostener / esta victoria, este puño; saludar, despedirme (vv. 47-8). Todos los elementos están constituidos por un binomio que aporta placer y dolor al mismo tiempo, pero eso es lo que constituye, según la visión de Urondo, la esencia de la propia vida: Sin jactancias puedo decir / que la vida es lo mejor que conozco (vv. 49-50).



*****



"No puedo quejarme" (De Poemas póstumos, 1972)

Estoy con pocos amigos y los que hay
suelen estar lejos y me ha quedado
un regusto que tengo al alcance de la mano
como un arma de fuego. La usaré para nobles
empresas: derrotar al enemigo– salud 5
y suerte–, hablar humildementede estas posibilidades amenazantes.

Espero que el rencor no intercepte
el perdón, el aire
lejano de los afectos que preciso: que el rigor 10
no se convierta en el vidrio de los muertos; tengo
curiosidad por saber qué cosas dirán de mí; después
de mi muerte; cuáles serán tus versiones del amor, de estas
afinidades tan desencontradas,
porque mis amigos suelen ser como las señales 15
de mi vida, una suerte trágica, dándome
todo lo que no está. Prematuramente, con un pie
en cada labio de esta grieta que se abre
a los pies de mi gloria: saludo a todos, me tapo
la nariz y me dejo tragar por el abismo. 20


Este texto pertenece a Poemas póstumos (1972). El título ya aporta información que, correctamente desentrañada, puede resultar interesante para aclarar el significado y dar pistas sobre la posición desde la que escribe el autor. Hacia el año 1970 es cuando comienza la militancia política activa, lo que supone un cambio importante en su vida. La referencia a los poemas póstumos, cuando no se trata de un texto aparecido tras la muerte del poeta, sino de un poemario titulado de este modo por él mismo, puede ser interpretada como un cambio fundamental en la cosmovisión de Urondo, de ahí que se pueda hablar de una muerte metafórica de su yo anterior, personal y, como consecuencia, también poético.
En efecto, los poemas de este libro reflejan el cambio, y este que nos ocupa tiene en concreto bastantes elementos de despedida, como reflejan los últimos versos: Prematuramente, con un pie / en cada labio de esta grieta que se abre / a los pies de mi gloria: saludo a todos, me tapo / la nariz y me dejo tragar por el abismo (vv. 17-20). Urondo dice adiós, sabedor de que comienza una nueva etapa en su vida.
Formalmente, se trata de un poema breve, de veinte versos. Destaca el presente y la primera persona del singular. Está compuesto por dos estrofas que no siguen ninguna estructura tradicional y no hay predominio de versos medidos.
De igual modo que en el poema analizado anteriormente (“La pura verdad”) hay también bastante de balance y reflexión sobre su vida hasta el momento. Destaca el tema de la amistad por encima del resto; Urondo, en contra del modelo de escritor poco sociable y aislado, siempre había valorado enormemente la amistad, como prueban las constantes tertulias que organizaba en su casa: porque mis amigos suelen ser como las señales / de mi vida, una suerte trágica, dándome / todo lo que no está (vv. 15-17). El alejamiento y la pérdida de estos es un motivo de tristeza para el yo poético, aferrado a ellos y su recuerdo: Estoy con pocos amigos y los que hay / suelen estar lejos y me ha quedado / un regusto que tengo al alcance de la mano / como un arma de fuego… (vv. 1-4).
Del mismo modo, hay un pequeño lugar para el amor: Tengo / curiosidad por saber qué cosas dirán de mí; después / de mi muerte; cuáles serán tus versiones del amor, de estas / afinidades tan desencontradas (vv. 11-14). De nuevo el amor tiene la doble cara de placer y dolor, con esas afinidades tan desencontradas. En el verso 13, aparece el único pronombre de segunda persona, cuando todo el poema está dominado por el yo: cuáles serán tus versiones del amor, lo que incide en el recuerdo que su persona habrá dejado (en el amor en este caso, pero también en la amistad, y en un modo más general en sus relaciones con los demás) tras el desencuentro o la separación.
La lucha política ya se apodera de toda su poesía: La usaré para nobles / empresas: derrotar al enemigo– salud / y suerte–… (vv. 4-6). Esta es el cambio fundamental en su vida (si bien no era un tema absolutamente ausente en su producción anterior), que supone también una evolución en su poesía.



*****



"La verdad es la única realidad" (De Cuentos de batalla, 1976).

Del otro lado de la reja está la realidad, de
este lado de la reja también está
la realidad; la única irreal
es la reja; la libertad es real aunque no se sabe bien
si pertenece al mundo de los vivos, al 5
mundo de los muertos, al mundo de las
fantasías o al mundo de la vigilia, al de la explotación o
de la producción.
Los sueños, sueños son; los recuerdos, aquel
cuerpo, ese vaso de vino, el amor y 10
las flaquezas del amor, por supuesto, forman
parte de la realidad; un disparo en
la noche, en la frente de estos hermanos, de estos hijos, aquellos
gritos irreales de dolor real de los torturados en
el angelus eterno y siniestro en una brigada de policía 15
cualquiera
son parte de la memoria, no suponen necesariamente
el presente, pero pertenecen a la realidad. La única aparente
es la reja cuadriculando el cielo, el canto
perdido de un preso, ladrón o combatiente, la voz 20
fusilada, resucitada al tercer día en un vuelo inmenso
cubriendo la Patagonia
porque las masacres, las redenciones, pertenecen a la realidad, como
la esperanza rescatada de la pólvora, de la inocencia
estival: son la realidad, como el coraje y la convalecencia 25
del miedo, ese aire que se resiste a volver después del peligro
como los designios de todo un pueblo que marcha
hacia la victoria
o hacia la muerte, que tropieza, que aprende a defenderse,
a rescatar lo suyo, su 30
realidad.
Aunque parezca a veces una mentira, la única
mentira no es siquiera la traición, es
simplemente una reja que no pertenece a la realidad



Este poema, uno de los más citados de Francisco Urondo, está escrito durante su estancia en la cárcel de Villa Devoto en el año 1973. Formaba parte de un libro que estaba escribiendo durante su reclusión, Cuentos de batalla, después desaparecido, del que se salvó este texto.
El poema hace uso del verso libre y no sigue ninguna estructura métrica. El tiempo es el presente (es), si bien abunda la enumeración de elementos sin nexo verbal. Destaca la ausencia de isometría, pues los versos van desde las tres sílabas (cualquiera, v. 16), hasta las veintidós (porque las masacres, las redenciones, pertenecen a la realidad, como, v. 23).
El yo poético trata el tema de su cautiverio y se cuestiona la realidad de su mundo. En efecto, la palabra realidad es constante a lo largo de todo el texto (además del título, vv. 1, 3, 12, 18, 23, 25, 31, 34), amén de otras que pertenecen al mismo campo semántico: irreal (v. 3), real (v. 14), irreales (v. 14), sueños (v. 9), mentira (vv. 32, 33). Todo forma parte de su vida, y para demostrarlo establece una contraposición entre los recuerdos hermosos, como la memoria del amor (…los recuerdos, aquel / cuerpo, ese vaso de vino, el amor y / las flaquezas del amor, por supuesto, forman / parte de la realidad…, vv. 9-12), y aquellos más dolorosos, como la lucha, persecución y muerte (…un disparo en / la noche, en la frente de estos hermanos, de estos hijos, aquellos / gritos irreales de dolor real de los torturados en / el angelus eterno y siniestro en una brigada de policía / cualquiera / son parte de la memoria, no suponen necesariamente / el presente, pero pertenecen a la realidad…, vv. 12-18). Todo lo acepta, sus aciertos y errores, menos la falta de libertad, los barrotes que se interpone entre él y el mundo: Aunque parezca a veces una mentira, la única / mentira no es siquiera la traición, es / simplemente una reja que no pertenece a la realidad (vv. 32-34); esa separación de la realidad es algo que directamente no puede entrar a formar parte de su mundo (también la palabra reja se repite como un leit-motiv constante a lo largo de todo el texto: vv. 1, 2, 19, 34).
Urondo hace un guiño a Calderón de la Barca y La vida es sueño (Los sueños, sueños son, v. 9), lo que puede funcionar como una pista de lectura. La identificación entre el yo poético y el Segismundo calderoniano es evidente: ambos prisioneros tras una reja que los separa del mundo, se cuestionan la realidad, sin comprender exactamente las razones que los han llevado allí (si bien Urondo las sabe, se niega a aceptarlas).
Del tú femenino que dominaba (aunque no fuera el único) su poesía anterior, ahora (pero ya era así en los Poemas póstumos) el sujeto se traslada al yo. Aparecen referencias a hechos políticos concretos y una denuncia a los brutales asesinatos por parte de la policía: …aquellos / gritos irreales de dolor real de los torturados en / el angelus eterno y siniestro en una brigada de policía / cualquiera… (vv. 13-16); el canto / perdido de un preso, ladrón o combatiente, la voz / fusilada (vv. 19-21); todo un pueblo que marcha / hacia la victoria / o hacia la muerte, que tropieza, que aprende a defenderse, / a rescatar lo suyo, su / realidad (vv. 27-31). Esto lo inscribe en una literatura plenamente ideologizada, como muestra de su compromiso político y del giro que toma su poesía a partir de los años setenta, a la par que en su vida personal intensifica su militancia política.


5. Selección poética

Historia antigua (1956)
· “Bar ‘La Calesita`”
· “El ocaso de los dioses”

Nombres (1963)
· “Algo”
· “Como bola sin manija”

Del otro lado (1967)
· “Amarla es difícil”
· “Dos líneas de fiebre, mareas y pronósticos”
· “Del otro lado”
· “Cada día que pasa”
· “La pura verdad”

Poemas póstumos (1972)
· “Milonga del marginal paranoico”
· “No puedo quejarme”
· “Sirve y me inclino”

Cuentos de batalla (1976)
· “La verdad es la única realidad”



HISTORIA ANTIGUA (1956)


Bar "La Calesita"

Es el fondo de un bar. Es un lugar parecido a una
cueva donde uno se sienta, bebe y ve pasar a
hombres enrarecidos por distintos problemas. Es una
gran linterna mágica.

Es una gruta retirada del mundo que cobija a sus
criaturas. Uno se siente allí ferozmente feliz.

Acaba de aparecer el primer hombre, apenas ha
aprendido a caminar, aún no sabe defenderse.

El hombre sonríe y llora y sigue la fiesta.











El ocaso de los dioses

No hay nadie en la calle, en los ruidos húmedos, en el
vuelo de las hojas y mis pasos quieren reiniciar
las maderas de la adolescencia.

Pero todo está abandonado, no hay nada que pueda
favorecernos; ningún aire de inconsciencia, ningún
reino de libertad. Sólo hábitos tolerantes haciendo
crujir nuestra memoria. "Ha estado bien", decimos.

Dueños del incendio, de la bondad del crepúsculo,
de nuestro hacer, de nuestra música, del único
amor incoherente; soberanos de esa calle donde los
tactos y la impresión hicieron su universo.

Las sombras acarician aún sus veredas, tu mismo
nombre y tu gesto son una forma nocturna que en
esa constelación crece y sabe enrostrar nuestra
culpa.

Y todo termina con una esperanza, con una dilación
–"ha estado bien"–, o en un bostezo, o en otro
lugar donde es menester el coraje.



NOMBRES (1963)


Algo

a Rubén Rodríguez Aragón

con tu muerte
algo vendrá
algo que jamás sacudió
tu conciencia

no importará
la tierra que te rodea
el árbol que te soporta
el agua que admitió tu pereza

no será algo
que ahora retumba en tu memoria
ni las resonancias que prefirió olvidar

vendrá algo sin vínculos
una lluvia sin pasado
sin gestos censurables
o bondadosos

no estará en juego
tu salvación
tampoco el olvido
ni el arrepentimiento

el "ángel tuerto"
no vendrá a consolarte
no será necesario
y olvidarás también el consuelo
para tu corazón
no habrá consuelo el día en que caigas

no habrá estaciones
ni pájaros
ni trenes
ni alcohol
ni sangre penosa que aguantar

no por eso habrá descanso
el día en que llegue algo que no suponías
algo que vendrá a reclamar
el lugar en el mundo
que supiste negarle

una indescriptible culpa
haciendo estallar las huellas
que minuciosamente lograbas distribuir

ningún rastro

con tu muerte
vendrá una nueva
y desconocida vergüenza






Como bola sin manija

puedo ir para un lado
puedo ir para otro lado
encontrar estuarios pálidos cisnes quietos
buques mansos que como a las nubes
me llevan de un lado para otro lado

puedo dar con lugares apacibles
o sombras excitantes
la primera piel de una mujer
el aroma de una mujer el sonido de una fiesta
puedo beber de cierto cuidado y enfermarme levemente
y sentir en las sábanas el olor del sol

puedo llegar a tener suerte en el juego y en la vida
puedo cambiar de vida y de nombre
puedo peinarme de otra manera
y vestir como nunca lo hice

puedo sorprender
ser irascible o piadoso
comprensivo con las mujeres
o despiadado con sus increíbles sentimientos

puedo como antaño volver a enamorarme
puedo padecer por un vago recuerdo
o tirar todo por la borda
o no soportar la memoria

–hoy te he recordado vagamente–

puedo reír y cantar
divertir a la gente
y esperar a que todos estén completamente locos
y ya no parezca tan divertido

puedo envejecer y enmudecer para siempre
y decir palabras sin mayor fundamento
puedo gozar de placeres fáciles y complicados

–eras alta antes de conocerte
y hoy no he recordado tu nombre
y pienso que otro día podré humillarlo–

puedo tener rasgos bondadosos
arranques de conmovedora caridad
puedo echarme a perdero tener más hijos como si ofreciera
el más estupendo y bonito de los mundos posibles

puedo ambicionar una amplia fortuna
hasta puedo trabajar o pensar en el as de oro
o seducir a una adolescente frágil-como-un-pétalo-de-agosto

puedo hacer viajes exóticos morder la espesura de un follaje
jugar mi vida por unos diamantes impuros
o por lánguidos ojos saturados de sabiduría

puedo emborracharme aquí o en el extranjero
y caer exhausto en la turgencia de un muslo
o en el filo de una dudosa alcantarilla

puedo investigar o escribir luminosos párrafos
que abrirían por sí el futuro
puedo ser un intelectual responsable o desaprensivo
firmar o no firmar traicionar o jugar a la lealtad

puedo ser adorado
puedo ser odiado
tener amantes
distintas en su belleza singulares en sus caprichos
o no tener a nadie
y no guardar un solo recuerdo

puedo rechazar la ternura
o mendigarla como hace unas horas
puedo vivir alternativas viejas o recientes
fáciles y peligrosas

puedo elegir mi destino
aunque no sepa darle forma adecuada
ni por dónde empezar

puedo imaginar el tiempo que desconozco
luchar por esa o por otra dulce aspiración
puedo olvidar

–hoy no he podido recordar tu nombre–

de la memoria puedo imaginar las interminables apuestas
y sus mañas de vieja tramposa
puedo no pensar en que distribuye los signos
de ese futuro tangible y ajeno



DEL OTRO LADO (1967)


Amarla es difícil

Es buena, cuando duerme;
el calor de su cuerpo es un puñal de vidrio
que remonta los sueños.

Cuando calla, es buena
y su voz una premonición olvidada y peligrosa
que arruina el silencio.

Cuando grita o llora
o se lamenta o se divierte o se cansa,
nada puede contener
este dolor alegre que envenena
mis sueños y mi soledad.
Por eso es difícil pensar
en ella, en su cara bondadosa;
abandonarse; por eso
es una cobardía retenerla
y dejarla ir, una pavorosa crueldad.
A veces, cuando lo pienso,
no sé qué hacer con ella,
con este destino luminoso.


Dos lineas de fiebre, mareas y pronósticos

Oigo tu paso que se acerca o se
despide; revolcar la sangre, el odio; conocer,
reconocernos. Saber para qué sirven
los fracasos, las victorias del amor. Dejar
que a tu rincón se siente quien no debe sentarse.

Sin poder iluminarte; embarazada, sepultada,
mejor que valga la pena, que todo salga bien. Perdón
y desconfianza: tu pesado calor
es una muela de reproches
y agradecimientos y ternuras y miedos.

Rastro luminoso y cálido, perdido
para encontrarme. Rastro de la verdad que alcanzo
a tocar, rescatado por mi flagrancia vacilante, hirviendo
de terror. Rostro que levantamos para destrozar.

De una punta a la otra de la verdad,
voy a levantar tu nombre, como si fuera mi brazo derecho.


Del otro lado

Cuando estuvimos desesperados, alguien
contó la historia.

No se la puede escuchar serenamente, tiemblan
las manos, el corazón se encoge de dolor;
da un poco de miedo mirar a la gente, detenerse.

Ocurre lo de siempre.

Estábamos perdidos y la historia era confusa. Nada
tenía que ver con la certeza, ni
con el muslo de la bataclana. No
intervinieron traiciones; no es
una vulgar historia de fervores o de mantenidas.

Tu mano es necesaria para sobrellevarla. También
aquella vez (siempre aquella vez) apagaron
las luces y fue necesaria la presencia de tu mano.

Nos apretamos las manos en la sala impenetrable, temblamos
ante la cólera que aún no se había manifestado, que nunca
llegaría a marcarnos como sospechábamos, sino
de otra manera. Nuestras manos
procuraban ordenar el temblor, dominar el doloroso pánico;
y todo porque Humphrey Bogart había resucitado.

Estábamos perdidos en aquel
cine y él no era como el redentor; su cruz
no era un mandato, era
la inteligencia del hombre, era la resurrección
de la ciencia y de nuestros queridos finados.

Hace mucho que nos pasó esto; la mano
fría del cadáver impenitente
rozaba los sueños,
acariciaba nuestros tiernos rostros despavoridos.

Desde aquella vez no sabemos qué hacer con las historias,
con los muertos que no aceptan su desdichada condición, no
sabemos qué hacer con el miedo; no sabemos
encontrar nuestras manos, nuestra
tristeza. El mundo inconsistente.

Hubo muchas anécdotas como ésta ¿Quién
no tiene cosas horribles que contar? ¿Quién no tiene
su historia? Pero nadie supo qué decir, nadie supo
qué hacer, cuando alguien contó la historia.

Seguramente al escucharla buscarás una mano; será
como antes, pero enseguida
intentará olvidar que estuvimos tristes o asustados.

Tampoco sabrás qué decir cuando se haga tarde; lo de siempre:
tendrás ganas de llorar, y nada más.

Nadie esperaba una historia como ésta, tan lamentable ¿Por qué
no llorar entonces? ¿Por qué no perderse
en la espesura de la sala?

Se derramará sobre tu memoria,
como el alcohol que se vuelca entre los nervios y la madrugada;
la historia sobrevolará tu linda cabecita,
será un cuervo que sacudirá tus entrañas corrompidas,
que despeinará cariñosamente tu pelo


Cada día que pasa

Sin excepción, casi por naturaleza o desatino,
todos los días, a la mañana, temprano,
ando por este camino. Llego tarde al trabajo y con alegría, cuando
es necesario llegar más temprano
y con indignación o repugnancia o sed
de venganza o rabia. Todo esto
no me martiriza ni me apena, aunque parezca
lo contrario y tenga olor a traición; sé muy bien,
con toda impaciencia, que el ocio
llegará algún día con la revolución. Y que ni una cosa
ni la otra vienen de la tristeza o de la impotencia.

Voy cansado, es cierto, harto como todo el mundo que se precie,
o con desaliento; pero nunca falta
alguna cosa, un olor,
una risa que me devuelva,
para valer la pena; recién entonces empiezo a convencerme;
calles sucias y bocinas y el tráfico
alucinado y dormido todavía; viejos conocidos,
como el destino
o la bruma de la ciudad. Y
el mal semblante; la desconfianza
en los ojos, en los grandes ojos de la gente
hechos para volar. Manos enrarecidas
que rodean
la calle sitiando su respiración. Dominados
del mundo; empleadas
tersas y vulgares bajando
de coches lujosos de los dueños
de otras empleadas, y así sucesivamente.


La pura verdad

Si ustedes lo permiten,
prefiero seguir viviendo.

Después de todo y de pensarlo bien, no tengo
motivos para quejarme o protestar:

siempre he vivido en la gloria: nada
importante me ha faltado.

Es cierto que nunca quise imposibles; enamorado
de las cosas de este mundo con inconsciencia y dolor
y miedo y apremio.

Muy de cerca he conocido la imperdonable alegría; tuve
sueños espantosos y buenos amores, ligeros y culpables.

Me avergüenza verme cubierto de pretensiones; una gallina torpe,
melancólica, débil, poco interesante,

un abanico de plumas que el viento desprecia,
caminito que el tiempo ha borrado.

Los impulsos mordieron mi juventud y ahora, sin
darme cuenta, voy iniciando
una madurez equilibrada, capaz de enloquecer
a cualquiera o aburrir de golpe.

Mis errores han sido olvidados definitivamente; mi
memoria ha muerto y se queja
con otros dioses varados en el sueño y los malos sentimientos.

El perecedero, el sucio, el futuro, supo acobardarme,
pero lo he derrotado
para siempre; sé que futuro y memoria se vengarán algun día.
Pasaré desapercibido, con falsa humildad, como la
Cenicienta, aunque algunos

me recuerden con cariño o descubran mi zapatito
y también vayan muriendo.

No descarto la posibilidad
de la fama y del dinero; las bajas pasiones y la inclemencia.

La crueldad no me asusta y siempre viví deslumbrado
por el puro alcohol, el libro bien escrito, la carne perfecta.

Suelo confiar en mis fuerzas y en mi salud
y en mi destino y en la buena suerte:

sé que llegaré a ver la revolución, el salto temido
y acariciado, golpeando a la puerta de nuestra desidia.

Estoy seguro de llegar a vivir en el corazón de una palabra;
compartir este calor, esta fatalidad que quieta no
sirve y se corrompe.

Puedo hablar y escuchar la luz
y el color de la piel amada y enemiga y cercana.

Tocar el sueño y la impureza,
nacer con cada temblor gastado en la huida

Tropiezos heridos de muerte;
esperanza y dolor y cansancio y ganas.

Estar hablando, sostener
esta victoria, este puño; saludar, despedirme

Sin jactancias puedo decir
que la vida es lo mejor que conozco.



POEMAS PÓSTUMOS (1972)


Milonga del marginado paranoico

Parece mentira
que haya llegado a tener
la culpa de todo lo que ocurre
en el mundo; pero es así. Han tratado
de disuadirme psicólogos y sociólogos de mi tiempo,
me han dado razones de peso técnico largamente
formuladas y
parcialmente ciertas. Pero
yo sé que soy culpable de los dolores
que aquí siento y recorren el mundo; de las soledades
que lo van vaciando: quisiera saltar
como Juan L. Ortiz, vociferar
como Oliverio Girondo, pero: primero, ellos me ganaron
de mano; segundo, no me sale bien y aquí
empieza todo nuevamente: otro sufrimiento
igual a diapasones y recursos
que conozco perfectamente y que no vale la pena
repetir: primero, para no emularlos; segundo, porque tendré que ir
reconociendo que no he sabido
hacerme entender. Y esto es agudo como un ataque
que nos traga la lengua; pido entonces disculpas
por la mala impresión, por las exageraciones.


No puedo quejarme

Estoy con pocos amigos y los que hay
suelen estar lejos y me ha quedado
un regusto que tengo al alcance de la mano
como un arma de fuego. La usaré para nobles
empresas: derrotar al enemigo– salud
y suerte–, hablar humildemente
de estas posibilidades amenazantes.

Espero que el rencor no intercepte
el perdón, el aire
lejano de los afectos que preciso: que el rigor
no se convierta en el vidrio de los muertos; tengo
curiosidad por saber qué cosas dirán de mí; después
de mi muerte; cuáles serán tus versiones del amor, de estas
afinidades tan desencontradas,
porque mis amigos suelen ser como las señales
de mi vida, una suerte trágica, dándome
todo lo que no está. Prematuramente, con un pie
en cada labio de esta grieta que se abre
a los pies de mi gloria: saludo a todos, me tapo
la nariz y me dejo tragar por el abismo.


Muchas gracias

Sirve y me inclino
ante tu palabra, luz de mi pensamiento. Abrirán
las puertas, dejarán entender: los artistas, los
intelectuales, siempre
han sacudido el polvo de la realidad; descubrieron
caminos, emancipaciones
que no siempre lograron recorrer: era
prematuro en algunos casos, en otros fue distinto
– convengamos–, otras palabras son, bajar
la corredera de la mira, buscar con el guión
y dar justamente sobre algo que puede
moverse; un bulto,
un meneo a menos de cien metros
de tu corazón vulnerable, también enemigo.

La suerte ha dejado aquí de andar
fallando: se encendió la luz y pudo verse el caos, las
flagrancias: esa mano
allí, esta codicia; el miedo y otras mezquindades se pusieron
en evidencia y el amor
no aparecía por ninguna parte. Recompuestos
de la sorpresa, rendidos ante los hechos, nadie
pudo negar que en este país, en este
continente, nos estamos todos muriendo de vergüenza.

Aquí estoy perdiendo amigos, buscando
viejos compañeros de armas, ganándome tardíamente
la vida, queriendo respirar
trozos de esperanzas, bocanadas de aliento; salir
volando para no hacer agua, para
ver toda la tierra y caer en sus brazos.



CUENTOS DE BATALLA (1976)


La verdad es la única realidad

Del otro lado de la reja está la realidad, de
este lado de la reja también está
la realidad; la única irreal
es la reja; la libertad es real aunque no se sabe bien
si pertenece al mundo de los vivos, al
mundo de los muertos, al mundo de las
fantasías o al mundo de la vigilia, al de la explotación o
de la producción.
Los sueños, sueños son; los recuerdos, aquel
cuerpo, ese vaso de vino, el amor y
las flaquezas del amor, por supuesto, forman
parte de la realidad; un disparo en
la noche, en la frente de estos hermanos, de estos hijos, aquellos
gritos irreales de dolor real de los torturados en
el angelus eterno y siniestro en una brigada de policía
cualquiera
son parte de la memoria, no suponen necesariamente
el presente, pero pertenecen a la realidad. La única aparente
es la reja cuadriculando el cielo, el canto
perdido de un preso, ladrón o combatiente, la voz
fusilada, resucitada al tercer día en un vuelo inmenso
cubriendo la Patagonia
porque las masacres, las redenciones, pertenecen a la realidad, como
la esperanza rescatada de la pólvora, de la inocencia
estival: son la realidad, como el coraje y la convalecencia
del miedo, ese aire que se resiste a volver después del peligro
como los designios de todo un pueblo que marcha
hacia la victoria
o hacia la muerte, que tropieza, que aprende a defenderse,
a rescatar lo suyo, su
realidad.
Aunque parezca a veces una mentira, la única
mentira no es siquiera la traición, es
simplemente una reja que no pertenece a la realidad.

4. Arte poética

Contra los poetas

Me resulta inaguantable tropezar con la palabra poesía escrita con mayúscula; o que se diga de un poema que “toca lo esencialmente humano”; que se infle el asunto. Creo que comer, o gritar o hacer el amor, o reírse, o etc., es también y por ejemplo, una manera de tocar –o expresar, para ser más precisos- lo que se ha dado en llamar esencialmente humano. De no ser así tendríamos que identificar al poeta con una suerte de vaca sagrada, de intocable, de pajarón, que con voz misteriosa recita Poesía, toca lo esencialmente humano. Y esto es mentira, y por suerte. Lo lamentable es que generalmente sean poetas quienes colocan las cosas, su oficio, en este terreno pringoso, de auto adulación. Su actitud es parecida a la que suele adoptar la gente de publicidad que dice “crear”, en el sentido artístico, cuando en el mejor de los casos está inventando un slogan o imaginando una disposición gráfica vendedora. De todas formas estos hombres de la publicidad insuflándose, sobre-valorando su oficio, pueden obtener de él mejores honorarios. Pero esta justificación, esta gratificación en el terreno práctico, no ocurre con los poetas, ya que ninguno, al menos en argentina, vive de su profesión de poeta. Así se trataría el suyo, de un gesto meramente ramplón, sin atenuantes. Es que los poetas son a menudo adolescentes tardíos; de esta manera se sienten perseguidos, incomprendidos, solos y ansiosos; es también que buscan una gratificación donde no pueden encontrarla: no hay dinero para ellos y, por otra parte, al prestigio lo rechazan y muchas veces por mera vanidad. Por cierto la gratificación para el poeta se identifica con la comunicación y también con el gozo por la cosa realizada; esto complica las cosas, el asunto no es fácil, y menos en nuestra época que fomenta sus debilidades. Pero la poesía no es consecuencia de este sector subdesarrollado, o neurótico, de la personalidad del poeta. Si bien el poeta ciertamente es un bicho raro, lo es por sus limitaciones y no porque escriba poemas. Cuando hace poesía, cuando escribe, no se pone raro ni solemne, se pone serio, concentrado. No necesita hacer –aunque lo haga- chiquilinadas, o travesuras, o canalladas, o estupideces, por más simpáticas o envidiables o censurables o tolerables que ellas puedan parecer. Tampoco cabe el trascendentalismo. Además, ser poeta en un país hasta ahora dependiente como el nuestro, y en consecuencia un poco provinciano, es todavía una actividad de excepción, prístina; aunque se lo rechace sigue siendo “el vate”. Así dos fuentes alimentan esta versión exagerada, ampulosa del poeta y de su trabajo: la propia estimación y la estimación obsecuente –o la subestimación- del medio; ambas son hijas de la inseguridad individual o colectiva, respectivamente. Por esto conviene insistir en que no es el del poeta un oficio milagroso o sobrenatural o de loquitos o de elegidos. Es una tarea que cumple la gente (Revista Zona de la poesía americana, Nº 2, diciembre 1963).


3. Algunos comentarios sobre su obra

Historia antigua (1956)

“Los diez poemas de este libro repercuten eficaz y largamente en el lector y dejan más que un pasajero recuerdo, la convicción de que el poeta ha tocado fondo, de que sabe llegar con una profunda sencillez, en una especie de conversación íntima. Su palabra es segura, su estilo, por otra parte, sutil y empleado con destreza propia, incluyendo dichos o palabras de sabor, diríamos ‘nacional’, que adjudican a sus versos matices nuevos, ya que están colocadas en función puramente poética. Esa franqueza sin interrupciones de Urondo y de su poesía está ampliamente explícita en poemas como “5 de la mañana”, “La fiera”, “Mosquitos”, “Bellas en el cortijo”, o “Tute cabrero”, positivos exponentes de un espíritu consciente de su función literaria y humana. Su manera de trascender, de destruir los límites de la rutina y extraer de la vida elementos suficientes para la creación, hacen de Urondo y de Historia antigua, testimonio de una fervorosa vocación que nada consigue frustrar”. (Diario La Razón, 11 de agosto de 1956).

“Historia antigua es el punto de partida de todo lo que aparecerá posteriormente en Urondo tanto en lo poético como en lo humano”. (Leónidas Lamborghini).





Breves (1959)

“En esos poemas explícitos está esa forma implícita. Una síntesis pero llena de potencialidad. Urondo sabía lo que había que hacer. Hay que analizarlo en su evolución. Por ejemplo en estos versos de un lirismo puro: “la mujer / canta / entre / las rosas / líquidas // su voz / abre / la lluvia // somete / las fragancias / nocturnas // revela / la forma / de la flor // los dioses / no resisten / la humedad // la voz trepa / evaporándose”. No hay entonación poética, va quebrando el tono de una poesía como la del 40. En general esos les sucedió a muchos de los poetas de Poesía Buenos Aires” (Leónidas Lamborghini).


Dos poemas (1959)

“Existe un contrapunto de ilación unido a un disimulado impresionismo del paisaje, el medio y el propio espíritu, no evidente a primera vista a causa del ultramoderno ropaje verbal que lo recubre. El curioso resultado se acerca a una especie de romanticismo de vanguardia” (Roberto Juarroz, La Gaceta de Tucumán, 2 de agosto de 1959).


Nombres (1963)

“Con este libro el poeta ingresa en una poesía más abierta, más amplia, de versos extendidos que corresponden a una temática más libre donde cabe la política y el amor, la ciudad, la patria chica y el mundo” (Pedro Orgambide).

“Se observa en el libro la aparición de una poética personal que toma como base la búsqueda de un lenguaje despojado totalmente de artificios retóricos, un lenguaje vigente, sin lastres poéticos previos, una poesía que utiliza las palabras cotidianas con la misma sencillez de un diálogo entre amigos (Horacio Salas, La poesía de Buenos Aires, Pleamar, Buenos Aires, 1968).

“Nos encontramos. en primer lugar, con una auténtica vocación de poeta. Con el artista y el artesano, con el impulsivo y el concienzudo, con el comprometido y el indiferente, con la multiplicidad de individuos que encierran un solo cuerpo y un solo espíritu. Y también con el resultado de una labor de varios años. El libro de Urondo no es totalmente mágico, no es totalmente fiel a nuestro lenguaje (como pretende serlo), ni está siempre en función de una voz poética. Pero esto no alcanza a oscurecer ese vital estremecimiento que, como una corriente subterránea, vibra bajo las palabras que componen estos treinta y dos poemas y los hace ser, justamente poemas (El litoral, 27 de octubre de 1963).

















Del otro lado (1967)

[En 1964 los poemas que componen este libro obtienen una mención en el concurso organizado por Casa de las Américas de Cuba].

“No sólo corrobora la adultez de su lenguaje poético: alimenta también la esperanza en la herencia de todos. No hay un solo poema prescindible entre los 34 que componen el libro. Algunos, sin embargo, pueden señalarse como las crestas antológicas no sólo del volumen, sino de la cantidad de esfuerzos menores de sus contemporáneos que Del otro lado representa: “Los gatos” (acaso el primer poema argentino que puede representar globalmente a una generación), “Spitfire”, “No tengo lágrimas”, “Carta abierta”, pertenecen a esa rara familia de monumentos destinados al plagio, porque su energía es superior a la estructura que los contiene. Urondo lo sabe, sin duda, y lo sintetiza en “La pura verdad”, esa admirable arte poética que cierra su libro”. (Primera Plana, 19 de diciembre de 1967).


Adolecer (1968)

[Una encuesta organizada por el Instituto Argentino de Opinión Pública elige a este libro como el suceso del año en el área de literatura]

“La culminación de una poética de asombrosa coherencia, preocupada por un proceso dual: el que procura una investigación de la sociedad en que se vive, sin abandonar la memoria, los halagos y las humillaciones del investigador” (La Prensa, 2 de marzo de 1969).

“Alimentado por el mismo tono rebelde aunque pudoroso, conflictivo pero nunca pietista (esa respiración de hombre maduro en un mundo abominable que Urondo maneja como pocos) se alza uno de los intentos más singulares de la poesía argentina: el poema de largo aliento llevado a sus consecuencias extremas (el poema libro) acaso para certificar la adultez de un creador. Lo primero que sorprende en Urondo es que el oído admirable que le permitió componer Breves y Lugares se encuentre intacto para atender a los requerimientos de toda una orquesta: hostigado permanentemente por la prosa (flagelo que padece todo intento lírico de incorporar la épica), Adolecer la elude sin decaimientos. Ritmos ocultos, permanentes citas de otros textos, desarrollo en planos disímiles que se alejan o se superponen, recurrencias sonoras, adjetivos lujosos, sustantivos asestados como un cross a la cabeza son las armas de que el poeta se vale para sustentar su triunfo. No se trata de narrar, sino de fluir entre lo narrado” (Primera Plana, 26 de noviembre de 1968).


Los pasos previos (1974)

[Recibe una mención del jurado (conformado por Julio Cortázar, Juan Carlos Onetti, Augusto Roa Bastos y Rodolfo Walsh) en el premio La Opinión-Sudamericana].

[Los pasos previos] pertenece al tipo de novela muy abierta y en la que el espléndido poeta que es Urondo se turna sin esfuerzo ni violencia con sus dones de narrador; libro documental si los hay, se sitúa a la vez en ese plano en que la eficacia estilística da a cada episodio su máxima belleza, quiero decir su máxima fuerza” (Julio Cortázar, La Opinión, 13 de mayo de 1973).

[Los pasos previos] una crónica tierna, jodona, capaz que dramática, de las perplejidades de nuestra intelligentzia [sic] ante el surgimiento de las primeras grandes luchas populares, donde algunos podrán reconocer al Emilio Jáuregui de los días en que se tomó el Sindicato de Prensa, y otros al combatiente que Paco llegó a ser, cuando todavía era un poeta, un seductor, un viajero, antes de perder algunos kilos y ganar todo ese espacio de que hoy dispone en Villa Devoto (Rodolfo Walsh, La Opinión, 13 de mayo de 1973).


Cuentos de batalla (1976)

“Paco apenas había terminado un libro de poemas, Cuentos de batalla, que se perdió en el abismo genocida. Los escribió en medio de la persecución y la certeza de que cualquier instante podía ser el último. Todo aquel que ha pasado por la clandestinidad conoce la tensión y la cantidad de horas que 'se pierden' nada más atendiendo a los problemas de seguridad, propios y ajenos, de importancia primordial. Tiempo físico y tiempo mental y tiempo de dolor por las personas que desaparecían. Eran casi siempre jóvenes y Paco se preguntaba ¿por qué no yo en vez de ellos?. Padre reciente de una niña, pesando el pasado, duro el presente, dudoso el porvenir, Paco escribe” (Juan Gelman, Hermano, Paco Urondo).


2. Obra publicada

POESÍA

1. Historia Antigua (1956). Poesía Buenos Aires.

2. Breves (1959). Poesía Buenos Aires.

3. Dos poemas (1959). Poesía Buenos Aires.

4. Lugares (1961) [editorial desconocida].

5. Nombres (1963). Ediciones Zona.

6. Del otro lado (1967). Biblioteca popular Constancio C. Vigil.

7. Adolecer (1968). Sudamericana.

8. Larga distancia (1971), poesía [antología publicada en Madrid].

9. Todos los poemas 1950 –1972 (1972). De la Flor. Incluye dos poemarios nuevos: Son memorias (1965–1969) y Poemas póstumos (1970-1972).

10. Cuentos de batalla (1976) [perdido].


CUENTOS

11. Todo eso (1966). Jorge Avarez Editor.

12. Al tacto (1967). Sudamericana.


NOVELA

13. Los pasos previos (1972). Sudamericana.


TEATRO

14. Sainete con variaciones (1971). Sudamericana.


ENSAYO

15. Veinte años de poesía argentina 1940-1960 (1968). Galerna.


GUIONES

16. Pajarito Gómez (1964) (con Carlos del Peral y Rodolfo Khun). Director: Rodolfo Khun.

17. Noche terrible (1967) (con Carlos del Peral y César Fernández Moreno). Director: Rodolfo Khun.

18. Turismo de carretera (1968) (con Héctor Grossi y Rodolfo Khun). Director: Rodolfo Khun.


ENTREVISTAS

19. La patria fusilada (1973). Crisis

1. Breve semblanza biográfica


Puedo contar que tuve un perro y que me encantaba jugar con espadas. Nada más. Iba ’armado’ con alfileres a las fiestas de chicos para pinchar globos. Leía a Alejandro Dumas y la Historia de Cantú. A los quince años me tuvieron que operar de una pierna y al tener que permanecer en cama me entretuve con la Comedia Humana. Los resultados están a la vista: soy un paranoico. Pero sí con su moraleja: siempre conviene enfermarse de un pie para leer a Balzac. Un héroe de aquel momento para mí era Humphrey Bogart […] la mujer ideal era Bette Davis o Judy Garland […] Además estaba impresionado con la muerte de Gardel o con la del general Risso Patrón a quien mataron a la entrada de un comicio y por la espalda. Aunque me ocurría de no tener muchos amigos, los duelos criollos, que alguna vez improvisé, eran con cortaplumas. Yo tenía 12 años y en mi casa se escuchaba ópera. La detestaba porque me convertía en algo pasivo y no la quería ver. A Stravinsky lo llegué a odiar… me encantaba la natación. La mayor fiesta eran las tormentas de verano. Nos íbamos al río, subiéndonos un grupo a una «piragua». Siempre repetíamos lo mismo: al darse vuelta teníamos la necesidad de traerla a la rastra.

(diario La razón de Buenos Aires, 28 de octubre de 1962).


Francisco “Paco” Urondo nace en Santa Fe en 1930. Más adelante la familia se traslada a Buenos Aires, pero a los dieciocho años él se marcha de casa y regresa a Santa Fe con el pretexto de estudiar. Inicia diversos estudios universitarios (química, derecho, filosofía y letras), pero va abandonando todos al poco tiempo. Trabajará a lo largo de su vida en distintos periódicos, como Primera Plana, Panorama, Crisis, La Opinión y Noticias, pero también en revistas de creación literaria como Poesía Buenos Aires y Zona de la poesía americana. Igualmente, adapta obras para la televisión y escribe guiones para las películas de Rodolfo Khun, como Pajarito Gómez (1964), Noche terrible (1967) o Turismo de carretera (1968). En su casa de la calle Venezuela organiza frecuentes tertulias literarias, donde participan escritores como Rodolfo Walsh o César Fernández Moreno.
En 1968 es nombrado Director General de Cultura de la Provincia de Santa Fe. Hacia los cuarenta años, su espíritu de intelectual interesado por la política comienza a materializarse en una participación activa, lo que tiene como consecuencia el ingreso en la prisión de Villa Devoto en 1973. Al salir, es nombrado Director del Departamento de Letras de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. En los últimos años de su vida, militará en las FAR, que después se fusionarán con Montoneros (ambos grupos revolucionarios guerrilleros inspirados por el Che). Trasladado por la organización a Mendoza, morirá en 1976 tras una violenta persecución por las calles de esta ciudad.